TRABAJOS CIENTIFICOS
Plantas medicinales, aromáticas y tintóreas.

El rescate de las cosas que se han hecho bien.

   
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Anales de SAIPA - Sociedad Argentina para la Investigación de Productos Aromáticos
JORNADAS NACIONALES DE ACTUALIZACIÓN SOBRE RECURSOS AROMÁTICOS Y MEDICINALES
Volumen IX - NECOCHEA, 1984 - pág 170 a 186.

LA MOSTAZA BLANCA (Sinapis alba L.), SU IMPORTANCIA, CULTIVO Y POSIBILIDADES EN LA ARGENTINA
Mónica S. RUBIO, Héctor W. LAFOURCADE y Miguel A. ELECHOSA *

* Ingenieros Agrónomos. Técnicos de la Unidad Plantas Aromáticas del Departamento Botánica. INTA, Castelar (Bs. As.).

SUMMARY

This paper synthesizes the present cultivation practices, and, at the same time, gives advice about the most suitable ones, in order to overcome the historically low yields observed through the available statistical data.

It is concluded that, having our country adequate ecologic conditions, the cultural limiting ones could be avoided by means of the diffusion of this proposed technical package; then, the expansion possibilities will depend on the external demand evolution, and the maintenance of an exchange type favorable for exportations.

  • CLASIFICACIÓN BOTÁNICA Y MORFOLÓGICA

    La mostaza blanca (Sinapis alba L.) pertenece a la familia botánica de las Cruciferas.

    Es una planta anual, herbácea, pubescente, de tallo erecto y altura variable entre 0,70 y 1,20 m. Las hojas son cortamente pecioladas, de unos 15 cm de largo por 6-7 cm de ancho, con el limbo pinatipartido y lóbulos sinuoso-dentados. Las flores de color amarillo están dispuestas en inflorescencias racimosas, con pedicelos ascendentes.

    El número de racimos por planta oscila generalmente entre 5 y 10. El fruto es una silicua pubescente, de 4 a 5 cm de largo por 4 a 5 mm de ancho, con estilo y estigma persistentes; cada racimo puede llevar hasta 30 frutos. Las semillas son esféricas, irregulares, de color amarillento, de sabor acre y aroma picante; normalmente se encuentran 6 a 8 semillas por fruto y 1.000 de ellas pesan 3-4 gramos.

  • CULTIVO
    1. Cultivares

      Los principales países productores como Canadá, Hungría, Alemania, Bulgaria y Austria entre otros, han desarrollado cultivares mejorados de esta especie. En nuestro país, las firmas industrializadoras importan semillas de estos cultivares.

      La mayor parte de esa semilla la destinan a la fabricación de sus productos y el resto lo entregan bajo contrato a algunos productores, sin especificar la identidad genética del material y ellos están .obligados a vender la producción a esas mismas firmas.

      De lo expresado surge que en nuestro país no se conoce qué cultivares se están sembrando.

    2. Suelos y climas

      En cuanto a suelos la mostaza no es demasiado exigente, aunque prefiere los fértiles, profundos, de textura franca y permeables. Como casi todas las crucíferas, es muy sensible al encharcamiento.

      Respecto del régimen de lluvias, con más de 800 mm anuales no presenta inconvenientes. En la región subhúmeda y semiárida continental, de inviernos más rígidos y secos, puede sufrir escasez de humedad en invierno y principios de primavera, con disminución de los rendimientos.

      La mostaza es una planta anual que prefiere climas templados a templado-fríos, con temperaturas relativamente bajas en la floración y suficiente reserva de agua en el suelo en esta época. Además, puede ser cultivada tanto en condiciones extensivas de secano, como bajo riego.

      Vale decir que tanto a nivel local, como a nivel mundial, ha manifestado gran plasticidad en adaptabilidad a distintos climas y suelos.

    3. Rotaciones

      No sé dispone en nuestro país de suficiente experiencia para determinar cuál es el lugar más adecuado de la mostaza dentro de una alternativa racional de rotaciones, pero sí está claro que no viene a sustituir a ninguno de los cultivos existentes, sino que, más bien, permitirá una diversificación de las alternativas.

      La ubicación en la rotación estará en función de la zona, de los cultivos existentes en cada zona y de las posibilidades económicas que la mostaza ofrezca.

      En zonas con suficientes precipitaciones, como la pampa húmeda, y por coincidir su ciclo vegetativo inverno-primaveral con una época climáticamente favorable, puede permitir como antecesor el cultivo de plantas estivales como maíz, sorgo, soja, etc. En zonas sub húmedas, donde la sequía invernal puede ocasionar problemas en el nacimiento e inicio del cultivo, se tornaría imprescindible un barbecho otoñal largo, lo que obligaría a replantear las especies y forma de aprovechamiento del campo en los meses de verano, sí se desea sembrar mostaza en el invierno.

      Debe recordarse al planificar las rotaciones, que la mostaza sembrada a fin de mayo o principios de junio, dejará la tierra libre temprano, a fin de noviembre o primeros días de diciembre lo que permitiría un cultivo "de segunda", como girasol o soja, o un verdeo de crecimiento rápido, como la moha de Hungría o un mijo de pastoreo, ambos también aptos para enfardar.

      En la rotación debieran anteceder al cultivo de mostaza aquellos que permitan un control eficiente de las crucíferas espontáneas como nabo, nabón, mostacilla, etc. malezas éstas de imposible control en los cultivos de mostaza. También debe preverse, en la rotación, que le suceda un cultivo que permita el uso de herbicidas fenoxiacéticos, como 2,4D o MCPA, a efectos de controlar adecuadamente las plantas "guachas".

      Si a la mostaza le siguiese un verdeo invernal, las plantas espontáneas no significarían un problema sino que, por el contrario, el ganado las consumiría sin inconvenientes.

    4. Preparación del suelo

      La mostaza, por tener una raíz pivotante, necesita una preparación del terreno encaminada a favorecer un enraizamiento profundo.

      Su sistema radical es sensible a las formas de preparación del terreno y a los accidentes provocados por una estructura inadecuada.

      Su raíz puede deformarse y detener su crecimiento debido a obstáculos como pajas no descompuestas, presencia de una capa dura en el suelo, etc., y sus raíces secundarias están, por su número y distribución, en estrecha dependencia del estado físico del suelo y su estructura.

      Una buena preparación del suelo facilitará el enraizamiento, la resistencia al vuelco y permitirá además un mejor aprovechamiento del agua, puntos esenciales para el éxito del cultivo. Debe llegarse a la siembra con un suelo adecuadamente preparado: mullido pero firme, bien desmenuzado y sin terrones pero también sin pulverizar, libre de malezas invernales y con adecuada humedad superficial para lograr una rápida y uniforme germinación, además de una buena reserva de agua en profundidad.

      Si se sale de un rastrojo de verano, lo antes posible y luego del aprovechamiento del mismo, se dará una disqueada para airear, descostrar y cortar cañas, facilitando la descomposición de la materia orgánica superficial y la penetración del agua de lluvia. Un mes antes de la siembra se realizará una arada profunda que se completará con el pasaje de rastra de discos y dientes. Si el terreno fuese algo liviano puede aconsejarse una rolada previa a la siembra o bien inmediata, posterior a la misma, especialmente en el cordón subhúmedo y semiárido.

      Cuando se sale de un campo natural o pastura perenne degradada, conviene arar temprano (febrero-marzo) para que germinen las malezas y el campo, al que se dejará sin refinar, se vaya "haciendo" con el tiempo y las lluvias de otoño. Unos 30 o 45 días antes de la siembra se dará una segunda arada cruzada a la anterior, que también se completará con las rastreadas necesarias para lograr una buena cama de siembra teniendo en cuenta el tamaño pequeño de la semilla a sembrar.

      En zonas algo marginales, con falta de lluvias en invierno, se hace imprescindible trabajar con barbechos estivo-otoñales largos para acumular agua y controlar su uso por las malezas. Se debe recordar que la mostaza requiere adecuada humedad en el período de germinación y nacimiento, hasta su arraigue como plántula.

    5. Fertilización

      Tanto por tratarse de un cultivo poco conocido en la Argentina, como por las modalidades del trabajo extensivo en la zona cerealera de secano, en general no se realizan fertilizaciones. Además la relación de precios insumo - producto, en los últimos años fue siempre negativa. Es probable que esta situación en la actualidad se esté revirtiendo.

      Si se consideran los principales elementos nutritivos necesarios a la mostaza, se puede expresar lo siguiente:

      El nitrógeno es requerido durante todo el período vegetativo, pero la demanda máxima se produce en el momento de la formación de los botones florales. El fósforo es necesario principalmente durante la formación de la semilla. El potasio, por el contrario, es absorbido en su mayor parte antes de la floración. El azufre presenta un ritmo de absorción similar al del nitrógeno, además favorece y estimula la asimilación del mismo en el momento de la floración y durante la formación de la semilla. Esta necesidad en azufre, común a casi todas las crucíferas, no parece que obligue a un abonado específico de este elemento, pero es aconsejable elegir compuestos minerales que además de aportar los principales (N-P-K) contengan también azufre.

      El fósforo, el potasio y el 40 % del nitrógeno se aplicarán en oportunidad de la siembra o inmediatamente antes o después, según la maquinaria disponible, y el 60 % restante del nitrógeno cuando las plantas están por comenzar el alargamiento de las varas florales. De todas maneras, además del aspecto económico (relación insumo-producto), la fertilización en definitiva dependerá del resultado de los análisis previos del suelo a utilizar.

    6. Siembra

      1. Semilla. Son pequeñas, casi esféricas, de 1 a 2,5 mm de diámetro y de un color que va del verde amarillento al amarillo castaño. El peso de 1.000 semillas puede oscilar entre 2,5 y 5 gramos (200.000 a 400.000 semillas por kilogramo). La semilla a utilizar no solo deberá tener buen valor cultural (poder germinativo y pureza) sino también encontrarse libre de malezas de especies afines que puedan complicar el manejo del cultivo (mostacilla, nabo, nabón, etcétera).

      2. Época. Los datos registrados hasta el presente indicarían como fechas adecuadas de siembra a las comprendidas entre fines de mayo y fines de julio para el norte y sur del área de cultivo respectivamente. Si estas fechas se atrasan el largo del ciclo se acortará, habrá una disminución en la altura de las plantas y deberán esperarse menores rendimientos.

      3. Densidad. Sembrando de 6 a 8 kg de semilla por hectárea se puede lograr un buen "stand" de plántulas al nacimiento (entre 100 y 130 por m2). No obstante ello, si se eleva esa cantidad a 10 o 12 kg/ha se logrará mayor población, el rendimiento no disminuirá y las plantas, más delgadas, facilitarán la operación del hilerado, lo que significa menos roturas en la maquinaria y menor pérdida de tiempo en la época de cosecha. Se trata de una pequeña mayor inversión que resulta muy conveniente.

        De todas maneras es bueno recordar que la densidad de siembra es también función de la época de siembra, preparación del suelo, humedad del mismo y temperatura.

      4. Sistema y profundidad. La poca experiencia con mostaza en nuestro país hace dudar respecto a cuál es el más adecuado sistema de siembra. Las opiniones van desde la siembra al voleo hasta los 45 cm entre hileras, pasando por 15 y 30 cm de distanciamiento entre las mismas. El distanciamiento entre hileras, no sobrepasando los 45 cm, parece no influir demasiado en los rendimientos.

        En cuanto a profundidad de siembra, por tratarse de semilla pequeña, no debe exceder los 2 cm y mejor aún si es más superficial. Sí es importante tapar las semillas con cualquier tipo de rastra liviana (alambre, ramas, alfalfera, etcétera).

      5. .
    7. Necesidades hídricas

      Aunque el cultivo de la mostaza está considerado de secano, es conveniente conocer las necesidades hídricas de la planta a lo largo de su ciclo vegetativo, así como también los períodos críticos de máxima exigencia para poder adaptar la fecha de siembra a dichas necesidades.

      Debe considerarse que:

      1. El cultivo de mostaza requiere de 450 a 500 mm de agua a lo largo de su ciclo vegetativo.

      2. Esos milímetros de deben repartir de la siguiente forma para obtener un máximo de producción:

        1. El 30 % desde el nacimiento hasta el inicio de la floración.

        2. El 70 % desde el inicio de la floración hasta la madurez fisiológica.

      3. El período de máxima necesidad hídrica o período crítico es, por lo tanto, desde la floración hasta la madurez.

        En nuestra principal zona de cultivo, Buenos Aires y sur de Santa Fe, estos requerimientos de agua en años normales se cubren adecuadamente con las lluvias primaverales; sólo debe preverse, con barbecho o manejo adecuado, la acumulación de agua en el subsuelo para lograr una buena germinación y desarrollo de la plántula hasta el estado de "roseta", en el invierno.

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    9. Adversidades

      1. ENFERMEDADES

        La mostaza es un cultivo poco desarrollado por nuestra agricultura. Las siembras extensivas han presentado pocas enfermedades y las que se hicieron presente no fueron significativas económicamente.

        Un hecho que acompaña generalmente al desarrollo de un nuevo cultivo, en una zona geográfica dada, es la paulatina aparición y extensión de las enfermedades que lo afectan.

        En países o áreas donde la mostaza se cultiva intensamente, es sabido que su espectro parasitario es amplio y en ciertos casas de manifiesta severidad. La lógica evolutiva hace pensar que si la Argentina se transforma en un productor importante, el número de enfermedades que lleguen a afectar a este cultivo en nuestro país será al menos tan variado como el registrado en áreas del mundo donde el mismo es tradicional.

        Como ésto es tema de especialistas, se hará sólo un enunciado de las enfermedades que ya se han presentado y otras que, tarde o temprano, seguramente harán su aparición. Además, casi todas estas enfermedades son comunes a la mayoría de las especies de la familia de las crucíferas.


        NOMBRE COMÚN

        PATÓGENO

        Mancha negra

        Alternaría brassicae (Berk) Sacc, A. raphani Growes Skolko. A. brassicicola (Shw) Wilts.

        Necrosis del cuello

        Phoma Lingam (Tode) Desm.

        Roya blanca

        Cystapus candidus (Pers.) Lev.

        Hernia de las raíces

        Plasmodiophora brassicae Woronin.

        Mildew

        Peronospora brassices (Caum.).

        Oidio

        Erysiphe poligoni D. C.

        Viruela

        Cercospora bloxani Berk. y Br.

        "

        Botrytis cinerea Pers.

        "

        Sclerotinia sclerotionm (Lyb.) DeBy.

        "

        Mycosphae brassicicola (Duby) Ces. et De Not.

        "

        Xanthomonas campestris (Pamn) Dowron.


      2. PLAGAS

        Las crucíferas sufren el ataque de una fauna característica, de insectos, compartida en ciertos casos por otras plantas de familias relacionadas botánicamente con ellas.

        La mostaza hospeda algunas plagas que le son perjudiciales en mayor o menor grado, pero que no llegan a ser limitantes de su producción.: La única de estas plagas capaz de causar un importante daño económico y por dicha causa se extenderá un poco en su consideración, es el pulgón del repollo (Brevicovyne brassicae L.).

        Su aspecto es el característico de los pulgones, que los agricultores conocen bien por su forma, inmovilidad, etc. Es de color gris o verdoso azulado, estando generalmente las colonias impregnadas de una materia pulverulenta de color también gris azulado.

        Cuando la primavera se presenta seca y calurosa, se produce el ataque de esta plaga.

        La forma alada - que es la primera en llegar al cultivo - mide alrededor de 1,5 mm. Tiene la cabeza y el tórax negros; las antenas, los sifones y las patas, pardo-negruzcos. La forma sin alas es aproximadamente de unos 2 mm de largo, de color verde-amarillento y cubierta por la harina mencionada. Esta última característica hace que se conozca también como "pulgón ceniciento".

        Ataca a la parte floral o brote terminal de la planta provocando deformaciones y aborto de flores, mermando directamente la producción de vainas y por lo tanto de semillas. Los brotes y hojas superiores se retuercen, se pegan con la melaza que secreta la colonia y su función vegetativa se anula.

        Aunque los pulgones son en general fáciles de controlar hoy día, su enorme capacidad de reproducción obliga a una vigilancia continua al acercarse las fechas, condiciones climáticas y estados fenológicos que propician los ataques. Las siembras tardías y consiguiente floración también tardía, suelen ser predisponentes para el ataque del pulgón. Una vez detectado un inicio de colonias de pulgones, se impone un inmediato control de las mismas.

        En algunas zonas la hormiga negra común (Acromyrmex lundi Gue.) puede llegar a ser un serio problema para el cultivo en la etapa inicial. Su control es relativamente sencillo con insecticidas a base de heptacloro una vez localizado el hormiguero, pero, esta circunstancia en lotes de muchas hectáreas es harto engorrosa.

        Otras plagas suelen presentarse en cultivos de mostaza, según las condiciones ambientales, pero casi siempre con escasa o nula significación económica. Las plagas se detallan en la página siguiente.

        Debe tenerse especial cuidado al seleccionar los insecticidas para combatir al "pulgón del repollo" u otra plaga, en elegir los que dentro de su eficacia sean menos peligrosos para las abejas si se está en época de floración, ya que las mismas realizan una muy intensa y eficaz labor en la polinización de las flores de mostaza.

        NOMBRE COMÚN

        NOMBRE TÉCNICO

        Gorgojo o taladros del tallo

        Centhoprhynchus nopi Gyll. C. quadridens Pans.

        Gorgojo de las silicuas

        C. assimilis Payw.

        Polilla o palomita del repollo

        Plutella maculipennis Curtis

        Mariposa de las coles

        Tatochila autodice Hbn.

        Vaquita de San Antonio

        Diabrotica speciosa Germ.

        Bicho moro

        Epicauta adspersa Klug.

        Vaquita de las batatas (tortuguitas)

        Botanochara angulata Germ.

        Vaquita de los repollos

        Caeoporis stigmula Germ.

        Chinche verde

        Nezara viridula L.

        Alquiche chico

        Edessa meditabunda Fabr.

        Oruga cortadora (gusano grasiento)

        Agrottis ipsilon Hufn.

        Las liebres merecen una especial consideración. Estos voraces roedores, abundantes en algunas regiones de la provincia de Buenos Aires, causan importantes daños en campos de cultivo. La particular preferencia de las liebres hacia ésta y otras crucíferas, agravada por la escasez de pastos tiernos en el momento en que la mostaza se encuentra en estado de plántula o roseta (invierno), hace que este enemigo deba ser tenido en cuenta en las zonas donde abunda. Por otra parte su control es difícil.

      3. MALEZAS

        Si la mostaza es sembrada en época temprana o media, es decir en mayo, junio o principios de julio (Argentina, zona cerealera).posiblemente los problemas de enmalezamiento serán mínimos ya que las bajas temperaturas impiden, en general, el desarrollo vivaz de las malezas de invierno.

        Se sabe que este momento, el juvenil, es el período crítico de la mostaza en cuanto a malezas dado su aún pequeño desarrollo y estar en semi-dormición invernal. Luego, al comenzar a elevarse la temperatura en primavera, su rápido y abundante desarrollo le dan la suficiente agresividad como para luchar con las malezas primaverales y ahogarlas por competencia en luz, humedad y nutrientes.

        Lo anterior indica que por sombreado lucha bien contra el gramon (Cynodon dactylon L.) al que llega a dominar y controlar, hecho éste de gran importancia que debe ser tenido en cuenta por los productores para la permanente batalla que libran, en general, contra dicha maleza.

        Los herbicidas químicos en nuestro país son todavía, por sus altos costos, una solución algo onerosa para el control de las malezas en mostaza. A nivel experimental se han ensayado ya algunos herbicidas con cierto éxito, entre otros: trifluralina, dicloropropionato de sodio, trialato, alaclor, propizamida, nitrofén, etcétera.

        Pese al buen comportamiento de estos herbicidas cabe recordar que un buen trabajo previo del suelo para eliminar la mayor cantidad posible de malezas y una siembra en fecha adecuada, es casi siempre suficiente y económico para obtener un adecuado control de las malezas en cultivos de mostaza.

      4. CLIMÁTICAS

        Con referencia a heladas lo observado hasta la fecha y la experiencia recogida de los productores dice que los inviernos, en nuestra zona agrícola cerealera, son en general lo suficientemente suaves como para no provocar daños por heladas a la mostaza.

        La sequía es particularmente grave en dos períodos del cultivo, a la germinación y nacimiento, y en el momento de la floración y desarrollo de silicuas. El primero de los períodos mencionados puede prevenirse realizando un barbecho adecuado. Ya se especificó anteriormente que la mostaza requiere entre 450 y 500 mm de agua en todo su cultivo.

        El exceso de agua por abundancia de lluvias, agravado por malos drenajes, provoca la asfixia de las raíces y una prematura mortandad de las plantas. La reducción del "stand" puede llegar a valores importantes en suelos pesados.

        El granizo, contingencia climática de imprevisibles y rápidos daños, no afecta en general a la región cerealera de nuestro país donde puede cultivarse mostaza, pero, de producirse, las pérdidas pue den ser elevadas especialmente en el período de madurez.

        Los vientos de cierta intensidad, con plantas desarrolladas y sobre todo después de prolongadas lluvias que ablandan el suelo, provocan el vuelco de las mismas con los consiguientes inconvenientes para la recolección mecánica, perjudicando los rendimientos.

    10. Cosecha

      1. MOMENTO

        Se utilizan comúnmente dos métodos de recolección, el corte previo e hilerado o la recolección directa.

        Por lo tanto, el momento de iniciar los trabajos para la cosecha varía según qué método se elija.

      2. HILERADO, DIRECTA

        El problema de la dehiscencia en mostaza es uno de los aspectos negativos que mis influye en la expansión del cultivo. Para salvar en parte esta característica se recurre al corte previo e hilerado y su posterior recolección y trilla.

        Debe tenerse en cuenta que en un cultivo de esta saborizante lo normal es encontrar plantas en diferentes estados de desarrollo y de madurez de semilla. Esta característica determina la necesidad de obtener una muestra, lo más representativa del lote, para decidir sobre la oportunidad de iniciar el corte e hilerado. La humedad del grano deberá estar comprendida entre el 30 y 40 %. Esto requiere hacer análisis.

        A nivel práctico puede decirse que debe hilerarse cuando, observando el cultivo, se estime que tres cuartas partes del mismo han virado su color verde claro al amarillo pajizo y el resto está en verde amarillento.

        El corte e hilerado debe realizarse dejando un rastrojo razonablemente alto como para anclar la hilera y evitar posibles voladuras. Además, por el volumen que adquiere el corte, deberá ponerse especial cuidado en la regulación de la hileradora (velocidad de avance, velocidad del molinete y altura del mismo sobre la plataforma, etcétera.).

        El cultivo estará en condiciones de ser trillado entre 3 y 7 días después del corte, según las condiciones ambientales; la hilera toma un color castaño amarillento.

        Si se opta por la cosecha directa se tendrá algunas ventajas y también inconvenientes, según circunstancias. El mayor problema estriba en que la maduración en las distintas ramas de la planta se efectúa de manera escalonada y no simultánea.

        Se debe esperar a que todas las vainas y sus semillas, o un porcentaje muy alto de ellas, estén secas (de recibo) y la humedad, realizados los análisis de muestras previos, no exceda de un 8%, aunque ésto implique una cierta pérdida de grano de las silicuas que maduraron en primer lugar. Si por el contrario se adelanta la recolección, las dificultades serán mayores llegándose al calentamiento y fermentación de lo cosechado.

        Si las condiciones son favorables a la cortatrilla directa, es dable esperar un mayor rendimiento por hectárea. Si se efectúa esta práctica es conveniente hacerlo por la noche o de mañana muy temprano, cuando las vainas se encuentran húmedas por el rocío, para disminuir las pérdidas de semillas por desgrane.

        Al depender de una máquina menos (la hileradora), se reducen gastos y se simplifica la organización de la cosecha.

      3. MAQUINARIA

        La hileradora a emplear es la comúnmente usada para cereales, oleaginosas y forrajeras. La cosechadora es la común de cereales.

        Para lograr mayor eficiencia en la cosecha de mostaza, debe tenerse presenté los siguientes puntos:

        • La velocidad de avance de la hileradora, o de la cosechadora en la recolección directa, no debe ser superior a los 3 km/h. Todo aumento es contrario al máximo rendimiento.

        • Al molinete de madera deberá sacársele aspa por medio y reducir la velocidad de giro. Si las aspas golpean velozmente, caerán muchas semillas por la dehiscencia de los frutos.

        • El corte de las plantas debe hacerse a nivel de la zona donde comienza la fructificación, para evitar que entre un volumen demasiado grande de masa vegetal y produzca atascamientos y posibles roturas en la máquina.

        • La velocidad del recolector debe estar adecuadamente sincronizada con el avance de la cosechadora, evitando un trato brusco del cordón o hilera y así disminuir el desgrane de las vainas secas.

        • Deberá realizarse la cosecha con baja velocidad del cilindro (400-600 r.p.m.) para no producir un innecesario desmenuzamiento del material que aumentaría la presencia de cuerpos extraños y granos dañados.

        • Se debe asegurar la perfecta hermeticidad de la cosechadora, evitando así pérdida de granos, ya que son pequeños y corredizos.

        • Al ventilador debe dársele poca abertura, disminuyendo al máximo el retorno y recordando que los cuerpos extraños dan un producto final de inferior calidad.

        • Debe extremarse los cuidados en la elección de las zarandas de limpieza.

        • El acercamiento cilindro-cóncavo será más reducido que para cereales; una separación de 1,5 a 3 era, según cultivar, es aceptable.

          Por último debe recordarse que en la cosecha de la mostaza se pueden producir pérdidas considerables, superiores a las de otros cultivos, sino se hace una buena regulación de la maquinaria y se presta atención a algunos pequeños detalles de gran importancia.

      4. RENDIMIENTO

        Los rendimientos medios de mostaza, a nivel mundial, presentan diferencias ponderables variando desde los 300 kg a más de 1.200 kg por hectárea. En esta gran amplitud influyeron varios factores que hacen al grado de tecnificación logrado, como ser: fertilización, herbicidas, insecticidas, cultivares, tipo de suelo, rotaciones, lluvias, adversidades climáticas, técnicas culturales, maquinaria y oportunidad de los trabajos.

        Estados Unidos de América no es productor constante de esta especie, pero cuando la cultiva, sus rendimientos medios son del orden de los 600 kg/ha. En cambio Canadá, de permanencia constante en el mercado mundial, logra cifras promedio de 1.000 kg/ha, y le son comunes, al igual que a los principales países productores de Europa como Hungría. Alemania, Bulgaria, Austria y otros, rendimientos superiores a los 1.200 kg/ha cuando emplean fertilizantes. Ei Dr. Carlos Veiga, productor de mostaza en la zona de Necochea, obtuvo en 12 años de cultivo un promedio de 354 kg/ha, logrando en los mejores años alrededor de 450 kg/ha y un máximo en la temporada 1980-81 de 560 kg/hectárea.

        En una compulsa a firmas de plaza se manifestó que en nuestro país pueden esperarse de 300 a 400 kg/ha como término medio normal, 500 kg /ha como rendimiento muy bueno y 700 kg/ha en un año excepcional, como lo fue la campaña 1982-83.

        No obstante lo anterior, pese a ser un cultivo relativamente nuevo por lo tanto no muy conocido en esa serie de pequeños detalles que hacen al éxito o al fracaso, puede estimarse que el rendimiento potencial en la Argentina está entre 900 y 1.000 kg/ha en la zona cerealera de la pampa húmeda y bajo condiciones extensivas de secano.

    11. Composiciones químicas

      Para poder informar acerca de la calidad de la semilla de mostaza blanca es importante conocer los contenidos en aceites, cenizas y proteínas. Cabe mencionar que el porcentaje de ceniza debe ser inferior a 1 4,5 %.

      Según el Manual de Química de los Alimentos, las composiciones de la mostaza blanca en grano y molida son:

      Agua
      %

      Sust. Nitrogenadas
      %

      Aceite etéreo
      %

      Aceite graso
      %

      Fibra bruta
      %

      Cenizas
      %

      Granos de mostaza

      4,8 - 10,7

      20,5 - 39,5

      0,06 - 0,90

      20,0 - 38,5

      7,0 - 16,5

      4,0 - 5,5

      Harina de mostaza

      3,5 - 7,0

      25,6 - 43,5

      0,24 - 1,85

      -

      1,8 - 6,0

      3,7 - 6,0


      El Dr. Leandro A. Montes da para la mostaza blanca (molida) los siguientes valores (Gramos por 100 g de especia):

      Almidón

      Agua

      Proteína

      Aceite fijo

      Aceite esencial

      Fibra

      Cenizas

      19,42

      5,78

      30,56

      35,74

      0,04

      4,15

      4,31

      0,55


      La comisión alemana encargada de la tipificación de productos agrarios recomienda a través de la norma DIN 10204 los siguientes valores límites para la mostaza en grano:

      PROPIEDADES

      VALORES LÍMITES

      Humedad

      10,0 máxima

      Cenizas en sustancia seca

      5,0 "

      Arsénico p.p.m.

      2,0 "

      Plomo p.p.m.

      5,0 "

      Extracto etéreo no nitrogenado en sustancia seca

      28,0 "

      Isotiocianato de para-hidroxibencilo en sustancia seca

      2,3 "


      Es importante conocer que la sustancia responsable del intenso sabor acre que caracteriza a las semillas de esta especie es el aceite de mostaza, que se forma al desdoblarse el glucósido sinalbina en presencia de agua por acción de la mirosinasa.

      Cabe destacar que el aceite de mostaza es un revulsivo muy eficaz y por eso entra a formar parte de pomadas y emplastos que se aplican para calmar dolores reumáticos y neurálgicos. A elevada concentración determina dolores punzantes y graves quemaduras en la piel.

    12. Comercialización

      No se dispone de una cotización regular de mercado que permita establecer alguna comparación con otras oleaginosas o condimentarías.

      Las principales firmas compradoras de plaza celebran contratos con productores independientes. En el mismo se estipulan las hectáreas de mostaza a realizar y se fijan los términos generales a cumplir entre las partes.

      El comprador entrega la semilla, supervisa las labores y el cultivo y adquiere luego la producción. El precio se estipula entre las partes, en el contrato, en relación al precio del trigo al momento de la cosecha. Esta relación en los últimos años fluctuó alrededor de 6 a 8 veces dicho precio.

      Comerciantes que realizan acopio de aromáticas y condimentarías para exportación o venta en plaza, estipulan compromiso y condiciones de futura compra formalizando un contrato verbal con productores conocidos que les entregan mercadería desde hace años.

    13. Conclusiones

      De lo desarrollado en este trabajo se puede concluir que desde el punto de vista agronómico, por calidad de tierras, por diversidad de climas y por favorable aptitud de la infraestructura agrícola en general, es completamente factible lograr un incremento en la producción global de la mostaza.

      Para ello debe concurrir además otro factor: el ajuste de algunas técnicas de cultivo para lograr una adecuada rentabilidad.

      Esto debería llevar a considerar cada una de las etapas del cultivo, su oportunidad y forma de realización.

      Por dar un ejemplo se considerará la época de siembra. En países del hemisferio norte, más concretamente de Europa septentrional o bien Canadá, la mostaza se siembra a principios de primavera, pero, como ésta es muy fría, aún más que nuestro invierno, la semilla hasta su germinación y luego la plántula durante su estado de roseta, acumula sus requerimientos de frío, imprescindible en esta especie, y en poco más de un mes está en condiciones de desarrollar todo su potencial genético productivo, a partir del rápido crecimiento que manifiesta con la llegada de los días templados.

      En nuestro país, quizás siguiendo calendáricamente técnicas extranjeras, se acostumbra sembrar la mostaza en el mes de setiembre -nuestro inicio de primavera - pero, como aquí en esa fecha ya el clima cambia a templado, no existe la posibilidad de que la planta realice su acumulación de frío y el resultado será una fuerte caída en su potencial productivo. Por lo tanto la fecha óptima de siembra deberá ser en la Argentina de mediados a fines de otoño en la pampa húmeda, con los pequeños ajustes de fecha según latitud o características regionales.

      Sembrando entonces en la segunda quincena de mayo o a más tardar en los primeros días de junio, la planta tendrá todo el invierno, que por otra parte es bastante suave, para acumular frío y poder expresar luego el mejoramiento genético que tuvo para la producción.

      Este es sólo un ejemplo en la lista de decisiones y trabajos a realizar durante el cultivo.

      ¿Se estudian minuciosamente cada una de las tareas? La necesidad de aplicar insecticidas, la conveniencia del uso de herbicidas, la incorporación de fertilizantes y el ajuste al máximo de la delicada cosecha, entre otros. Existe convencimiento de que en el país la mostaza no ha encontrado su lugar como alternativa válida en las rotaciones, no tanto por su aparente bajo precio que quitaría rentabilidad, sino por su real bajo rendimiento, producto de diversas fallas en la tecnología que se aplica.





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